"A diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como genio prematuro es el genio de la infancia. No desaparece gradualmente a medida que envejece. Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran pintor. Pero tendría que empezar desde el principio. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la edad de siete años, con una precisión de la que me asusto".

Picasso



sábado, 16 de junio de 2012

Proceso de la obra pictórica

(o intento de ello)



La idea de hacer este cuadro me gustaba, me motivaba. Sabía que iba a trabajar a gusto.
“Tema libre” esas eran las dos palabras que nos condicionaba este segundo trabajo de clase. Quizá por eso me encontré a mí misma.

Creo que el trabajo anterior ha sido un verdadero proyecto pictórico, lo cual no significa que lo considere como un trabajo bien realizado. Digo esto porque me he enfrentado a un estudio previo, realizando numerosos bocetos de líneas y manchas, estudiando las luces, el color, la composición… Y una vez empezado el cuadro, no paraban de surgir problemas que finalmente solucionaba, más o menos, después de pasar horas dándole vueltas en mi cabeza.

No era mi estilo, pero era un reto. Una nueva forma de trabajo que seguramente me ayudará en mis próximos cuadros.

Y ahora que no tenía porqué pintar un modelo, ahora que podía elegir una opción de entre muchas otras posibles… ahora iba a trabajar disfrutando.
Sabía que iban a surgirme problemas, que iba a haber dificultad, pero esto es algo que va con la pintura. Esta vez lo hacía con ganas.

Tenía clara la técnica, los óleos son hasta ahora el material con el que más cómoda he trabajado. Pero quería darle un carácter distinto a la cara, un tratamiento más vistoso que se diferenciara del fondo y resaltara. Mi pensamiento era trabajar esta parte con pinceladas más sueltas, de diferentes tonos; mientras que el fondo quedaría en un segundo plano con una textura más suave que dejara ver el color base.

Comencé manchando el fondo con tonos oscuros, para poder aplicarle después capas más claras. ¡Cuidado con marcar bien los diferentes planos de la composición!: cinta de carrocero.


Para manchar las zonas de la cara no utilicé unos colores demasiado oscuros para que luego las partes blancas de ésta tuvieran bastante luminosidad.



Los planos de color pronto estuvieron listos. Me gustaba el carácter que le daban al cuadro.
Ahora tocaba atreverse con la cara; podía salir bien o mal, pero había que intentarlo.



Poco a poco veía como mi cuadro iba avanzando. Estaba completamente enganchada a él y cada vez tenía más ganas de pintar.

En los últimos días, ya se podía ver lo que quería representar; ya tenía forma. Fue entonces cuando empezaron a surgirme algunas dudas sobre la composición.



El cuadro me gustaba, pero quizá se quedaba en muy poca cosa un simple retrato deformado de un personaje. Quería encontrar la forma de que impactara más, de que rompiera del todo.

Se me ocurrió la idea de añadir algún que otro bastidor más, completando los planos de color que salían del cuadro principal; por ejemplo, un bastidor de dimensiones más pequeñas a la derecha para continuar el plano azul…

¿Y si pusiera dos, uno a cada lado, para que la cara no perdiera su protagonismo y quedara centrada?

Otro bastidor a la izquierda, en la parte inferior, pero esta vez alargado para hacer de ese pequeño cuadrado amarillo un plano largo que contrastara con el fondo.

Me gustaba, lo comentaba, pedía opinión y no a todo el mundo le convencía, pero a mi sí, y eso es lo que contaba.

Para asegurarme de que podía funcionar, realicé varios bocetos en photoshop probando distintas opciones.






Finalmente me decanté con esta última, que para mi gusto, era la que mejor funcionaba rompiendo la continuidad del cuadro en la parte derecha y deformando un poco más la composición.

Para hacerlo, compré un bastidor de madera de 30x40cm para el plano azul, y dos de 30x30cm para el amarillo, ya que quería un formato más alargado, pero no había.



Con el mismo procedimiento que había utilizado para el cuadro inicial, realicé estos. Primero color base más oscuro, y luego colores más claros, intentando que quedaran lo más parecidos posible para que no se notara la diferencia.

Me gustaba mucho la idea de hacer un degradado en la parte izquierda, de negro a rojo; para que no quedara un corte entre la chaqueta de Groucho y el fondo, y la forma en que lo realicé me convencía bastante.



Así quedaba mi cuadro finalmente. Realmente me gustaba.

Sólo queda el acabado final: igualar los colores de los planos.
Ya que no tengo el tiempo suficiente para hacerlo, he hecho un montaje en photoshop igualando los tonos de los planos amarillo y azul, y éste es el resultado final.



A continuación, dejo una serie de fotos-detalle para que se aprecien mejor las texturas y las pinceladas.
















No obstante, si me tengo que quedar con algún fragmento del cuadro, elijo este…


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